Las claves del nuevo urbanismo: el plan estratégico

El urbanismo necesita urgentemente una redefinición, de la que ya ha habido algunos intentos, en la que se fijen conceptos que ya en este momento se han mostrado como esenciales.

El urbanismo, sobre todo en su fase de planificación, la de planeamiento, donde se toman las grandes decisiones de los municipios, debe estar asociado a un plan estratégico sin ninguna excusa. Es cierto que en las grandes urbes se realiza este trabajo, dentro o fuera del propio Plan General, pero en la inmensa mayoría de los municipios esta labor brilla por su ausencia.

La mayoría de los Planes Generales están faltos de una estrategia sólida y soportada por un análisis en profundidad del municipio. En su lugar la estrategia se sustituye por ideas intuitivas que deben leerse entre líneas. Muchos de estos Planes urbanísticos tienen una clara tendencia a la vivienda y a la recaudación, porque no olvidemos que los ayuntamientos (sin entrar en su eficacia del gasto) tienen un verdadero problema de financiación que habían resuelto temporalmente con los ingresos vía urbanística.

Es la definición de lo que se quiere que sea el municipio dentro de 5 o 10 años lo que nos llevará ha realizar un diseño en un sentido o en otro, acompañado de un programa de plazos y un presupuesto, y como consecuencia, tendremos que elaborar nuestro Plan General de Ordenación Urbana, para poder llevar a cabo la estrategia y alcanzar los objetivos.

El plan estratégico es algo, por tanto, irrenunciable, y más hoy, teniendo en cuenta el incremento de movilidad, que será mayor en el futuro.

Los municipios han comenzado sin saberlo a competir entre ellos para atraer ciudadanos que desarrollen su vida laboral y/o personal en su término municipal. Este efecto también se produce en la competencia por el turismo, ya sea extranjero y interior, porque supone una fuente de ingresos interesante si se planifica correctamente.

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